Dialéctica del silencio
Hoy Maqueta
He pasado los últimos seis meses componiendo una obra que nadie podrá escuchar. O al menos no con los oídos. Mi partitura no tiene notas, sino espacios en blanco. Mi clave de sol es una grieta, una herida mínima. Me preguntan por qué lo hago, y yo respondo con una pausa. Hay cosas que no deben sonar, sino intuirse.

El silencio no es ausencia de sonido, sino su memoria. Cada vez que callo, escucho lo que fue dicho antes. Cada vez que detengo mis dedos sobre las teclas, el piano vibra en su expectativa. Mi música no busca llenar el mundo, sino abrirlo. Ofrecerle a quien escucha la posibilidad de imaginar lo que no está.

Esta obra es para quien ha aprendido a escuchar el susurro del tiempo. La respiración de una sala vacía. El crujido de una silla cuando nadie se sienta. Y aunque nadie aplauda, aunque ningún oído registre su existencia, mi sinfonía seguirá resonando en la distancia entre un sonido y otro. Allí ocurre todo.